Beneficios de la Danza Primal
Daniel Taroppio, creador de la Danza Primal, nos habla de los beneficios reales de esta práctica en su artículo “Danza Primal, el camino del éxtasis” de manera muy concreta. De manera que podemos ver con claridad que la Danza Primal posibilita el despliegue de las cualidades naturales que todos poseemos. Podemos identificar de forma sencilla qué no marcha bien en nuestras vidas, y a través de la práctica sistemática de la Danza Primal, disfrutar de sus beneficios en los distintos niveles en los que se manifiesta.
En el plano psico-físico la Danza Primal posibilita el enraizamiento, el contacto con la realidad, el descubrimiento de nuestra identidad básica, genética, biológica y la capacidad de cuidarnos, discriminar y poner límites, externos e internos. En este nivel, la danza influye sobre nuestros miedos más básicos y nos permite reconocer cómo manejamos nuestra agresividad y nuestros temores.
En el plano emotivo ayuda a resolver bloqueos de la expresividad y trastornos de la sexualidad, la alimentación o el stress. De manera que nos facilita reconocer y expresar nuestras emociones con naturalidad.
En el nivel afectivo la Danza Primal permite la reconexión con las necesidades naturales de encuentro, intimidad, comunicación e intercambio de cuidados. Reconocemos cómo están nuestros afectos, cómo nos relacionamos con las personas que queremos y amamos. Aprendemos a expresar nuestros sentimientos con libertad y a vincularnos sin apegos, desde el amor más saludable.
En el plano mental estimula enormemente la creatividad y la inteligencia para vivir en plenitud. Al danzar desplegamos la capacidad de ser quienes realmente somos y eso nos permite ir más allá y crear lo imposible.
En la dimensión espiritual, las posturas, los gestos, los sonidos y los movimientos primales nos reconectan con nuestra naturaleza original, con nuestro origen universal, permitiéndonos volver a fluir con la vida, a conectarnos con el juego cósmico, a recuperar la Danza Original de la que siempre hemos sido parte.
Y todos estos beneficios no se alcanzan en un mero plano conceptual, se obtienen en un nivel molecular, corporal, real. La transformación en lo que realmente somos ocurre desde adentro hacia fuera. Por eso la Danza Primal es una invitación a la alegría del redescubrimiento de nuestra propia vitalidad. Reencontrarnos con nuestra propia ternura, con nuestro poder universal, con nuestra auténtica humanidad. Que se expresa libremente en cuerpos vivos, radiantes, renacidos; y en corazones jubilosos de celebrar la magia del encuentro humano, con nuestros semejantes y con la totalidad de la vida.